En la mente de muchas personas existe la firme creencia de que es fundamental leer mucho y con frecuencia, ya que la lectura es vista como una actividad beneficiosa que ofrece grandes recompensas. El conocimiento que adquirimos a través de los libros es considerado una herramienta poderosa para enfrentarse al mundo: nos hace más eficientes, inteligentes y exitosos. Se dice que el conocimiento es un tesoro que nadie puede arrebatarnos, un bagaje que se acumula para triunfar, ser activo y prosperar en la vida.
Por ello, muchas personas sienten una gran sed de adquirir cada vez más conocimientos de libros, revistas, periódicos y diversas fuentes. Estas personas suelen devorar el contenido con entusiasmo, pero, paradójicamente, apenas aplican en la vida práctica lo que han aprendido. Y como es sabido, el conocimiento que no se pone en práctica se desvanece y se olvida rápidamente. Por tanto, la acción práctica y efectiva es más valiosa que cualquier revelación leída y no aplicada o cualquier libro por poderoso que sea.
Puedes leer docenas de libros en un año, pero si no aplicas lo que has aprendido, tu vida no cambiará significativamente. En cambio, si vuelves a leer un solo libro valioso a lo largo de los años, extrayendo de él nuevas lecciones y conocimientos, podrás poner en práctica ideas que realmente transformarán tu vida. Este proceso de relectura y reflexión te permitirá profundizar en esos conocimientos, permitiéndote asimilar más cada vez que lo estudias.
Naturalmente, cuando hablamos de libros de profundo valor, nos referimos en primer lugar a los textos sagrados de las grandes religiones del mundo: la Biblia, el Corán, el Bhagavad Gita, entre otros. No obstante, también es posible encontrar en la literatura más mundana libros que puedan ser útiles para el autoconocimiento y la práctica. Cada persona, según sus intereses, buscará aquellas obras que mejor se adapten a su búsqueda personal. Por ejemplo, para algunos puede ser fundamental estudiar los escritos de los Santos Padres de la Ortodoxia, llenos de enseñanzas espirituales para el alma, mientras que otros preferirán leer libros contemporáneos de superación personal, más centrados en la conciencia y el desarrollo individual.
El impacto de la lectura en el alma y los sentimientos
Un libro, sin embargo, no solo debe alimentar la conciencia, sino también influir en el alma y los sentimientos. Muchas personas creen que en la vida es la conciencia y la voluntad lo que más nos guía, dejando de lado la importancia de los sentimientos y el corazón. Pero esto no es del todo cierto. De hecho, cuando la mente domina al alma, tarde o temprano aparecen los problemas, debido a la resistencia interna o externa que se genera. La verdadera armonía en la vida surge de un equilibrio entre el corazón y la mente, y este equilibrio se va desarrollando a lo largo de nuestra existencia.
Una lectura excesivamente intensa, sin el tiempo necesario para reflexionar y estudiar detenidamente, no contribuye a la creación de esta armonía. Al contrario, puede generar desequilibrio y confusión. Es por ello que todo debe hacerse con moderación: el alma nos indicará cuándo debemos dejar de aprender para digerir lo que hemos leído, permitiendo así que se asiente y se aplique en nuestra vida cotidiana.
En resumen, la lectura, cuando se realiza de manera consciente y equilibrada, es una poderosa herramienta para el autodesarrollo espiritual. Pero, como con todo, su valor real radica en la capacidad de transformar el conocimiento adquirido en acciones concretas que mejoren nuestra vida y nos ayuden a alcanzar una armonía entre el corazón y la mente.